depresion en personas mayores
La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes con una prevalencia anual estimada de entre un 2% al 3% para los hombres y en un 8% para las mujeres. Esto se traduce en que 1 de cada 5/6 personas padece, ha padecido o va a padecer depresión a lo largo de su vida.
La definición de la depresión viene dada según los criterios de la CIE-10 (Clasificación internacional de las enfermedades mentales de la OMS) y entre sus características principales se incluyen:
La depresión del estado de ánimo varía escasamente de un día para otro y no suele responder a cambios ambientales, aunque puede presentar variaciones circadianas características. La presentación clínica puede ser distinta en cada episodio y en cada individuo. Las formas atípicas son particularmente frecuentes en la adolescencia. En algunos casos, la ansiedad, el malestar y la agitación psicomotriz pueden predominar sobre la depresión.
La alteración del estado de ánimo puede estar enmascarada por otros síntomas, tales como irritabilidad, consumo excesivo de alcohol, comportamiento histriónico, exacerbación de fobias o síntomas obsesivos preexistentes o por preocupaciones hipocondriacas.
Para el diagnóstico de episodio depresivo de cualquiera de los tres niveles de gravedad, habitualmente, se requiere una duración de al menos dos semanas, aunque períodos más cortos pueden ser aceptados si los síntomas son excepcionalmente graves o de comienzo brusco.
Los límites del trastorno se han desdibujado y el significado del término ‘depresión’ ha quedado devaluado por la atribución coloquial a decepciones, pérdidas o contrariedades como un ‘bajón’ o una ‘depre’ que son superficiales y pasajeros y por supuesto no cumplen con los criterios que definen la enfermedad. Un episodio depresivo grave afecta mucho al pensamiento, concentración y atención del paciente, esto puede hacer que resulte más difícil pedir ayuda. Una enfermedad depresiva grave puede llevar al paciente a pensar en el suicidio.
«Las enfermedades depresivas en los mayores tienden a ser recurrentes y afectan a un 15% de los que viven en la comunidad, pero puede presentarse en una de cada dos personas que vive en una residencia», subraya el especialista en Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), el doctor Jorge Pla Vidal. Asimismo, precisa que la depresión en el anciano, como en el resto de pacientes adultos, es más frecuente en las mujeres que en los varones.
En pacientes mayores, la depresión es uno de los padecimientos psicogeriátricos más frecuentes que incide en la salud del adulto mayor y se presenta con sintomatología característica para esta población. El envejecimiento de la población incrementa el número de personas mayores con serios problemas de salud, discapacidad funcional y múltiples enfermedades que requieren cuidados especiales. Muchas de estas son crónicas, siendo los trastornos mentales problemas comunes en esta edad.
La depresión, el deterioro cognitivo y las demencias son los trastornos psiquiátricos más frecuentes en el anciano. La prevalencia de demencia en la población de más de 65 años de edad es del 10%. Puede llegar al 55,7% de los pacientes de atención primaria y a un 60-80% en residentes de hogares de ancianos.
La prevalencia de los trastornos depresivos en pacientes de atención primaria puede llegar al 41%, llegando a un 65% en pacientes de hospital y los residentes de hogares de ancianos, de los cuales 2/3 no reciben tratamiento.
La relación entre depresión, deterioro cognitivo y demencia es compleja. Los estudios epidemiológicos relacionan la depresión con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, planteándose si la depresión es un factor de riesgo para el desarrollo de la demencia, o una manifestación prodrómica de la enfermedad demencial que podría expresarse con deterioro cognitivo. Muchas veces no se diagnostican, ni tratan, complicando la atención, prolongando las estancias en instituciones y causando mayor deterioro funcional, mental y social, con una disminución en la calidad de vida.
Según el Hospital Vithas Valencia al Mar, algunos de los síntomas que pueden esconder un episodio depresivo en ancianos son: la pérdida de peso, mala digestión, reflujo, dolores musculares, pérdida de memoria o la lentitud psicomotriz.
Muchas veces, el paciente anciano acude al médico con un síntoma físico sin saber que puede ser una manifestación velada de una depresión. Para que esto no suceda, es necesario acudir al médico de cabecera para que descarte causa orgánica y que se derive al psiquiatra si es necesario.
Bibliografía